dimanche 29 mars 2009

Camus: Existencialismo de supervivencia.

EL MALENTENDIDO
ESCENA II - ACTO III

JAN (mirando hacia la puerta): Quizá, sí ... (se dirige a la cama y se sienta). Pero esta mujer sólo me inspira el deseo de marcharme, de encontrar a María y de ser feliz nuevamente. Todo es tan estúpido. ¿Qué estoy haciendo aquí? Pero no, debo hacerme cargo de mi madre y de mi hermana. Las tuve olvidadas demasiado tiempo. (Se levanta) Sí, en este cuarto se arreglará todo. ¡Qué frio es, sin embargo! No reconozco nada, todo lo han renovado. Se parece ahora a los cuartos de hotel de esas ciudades extranjeras donde todas las noches llegan hombres solos. También yo los conocí. Entonces me parecía que había una respuesta por encontrar. Quizá las reciba aquí. (Mira hacia afuera) El cielo se cubre. Lo mismo sucede en todos los cuartos de hotel: todas las horas de la noche son difíciles para el hombre solo. Y aquí está ahora mi vieja angustia, aquí, en el fondo del cuerpo, como una herida abierta que se irrita con cualquier movimiento. Conozco su nombre. Es miedo a la soledad eterna, temor de que no haya respuesta. ¿Y quién habría de responder en un cuarto de hotel? (Se ha acercado a la campanilla. Vacila; luego llama. No se oye nada. Después de un silencio, pasos; se oye un golpe. La puerta se abre. En el marco aparece el viejo criado. Permanece inmóvil y silencioso.) No es nada. Disculpeme. Sólo deseaba saber si alguien respondía, si la campanilla funcionaba.
El viejo lo mira, luego cierra la puerta. Los pasos se alejan.


Le Malentendu, Albert Camus, Paris, 1944.

mercredi 18 février 2009

Podría darte miles de montañas de razones por las que te quiero y por las que mi cabeza encaja, a modo exacto de situación fotográfica, en tu hombro, pero ni a mi me sirve porque no me satisfacería basarme nada más que en palabras (y este queismo), además cuando lo que realmente encuentro en eso confortable y dulce de estar a tu lado ni se puede explicar mostrando el halo que nos rodea, y me canso de mirarte, aunque en realidad no tanto canso y más encantamiento, y es que en serio todavía no encontré esa única palabra -porque para estas cosas creo que debe haber esa única palabra que rejunte todo, esa foto única que muestre el halo, la mano, nuestras cabezas, el beso- entonces me veo exhausta de buscar palabras que combinen a todas esas demás palabras en las que también te encuentro, y es que te encuentro en todas partes, hasta en el sandwiche de jamón y ketchup que comí ayer, entonces quizás debería dejar de pelear contra el hecho ya casi fisico de encontrar esa única palabra y llenarme de todas las otras o lo cual me parece más apropiado e interesante; hacer de vos esa única palabra que rejunte a esas demás hermosas palabras que creo que te definen y en las q te encuentro, entonces de repente vos sos esa -y mi famosa- única palabra que define lo que sos y que acabo de encontrar, y te quiero.

mercredi 26 novembre 2008



Se estaban como alcanzando desde otra parte, con otra parte de sí mismos, y no era de ellos que se trataba, como si estuvieran pagando o cobrando algo por nosotros, como si fueran los golems de un encuentro imposible entre sus dueños. Y los Campos Flegreos, y lo que Horacio había murmurado sobre el descenso, una insensatez tan absoluta que Manú y todo lo que era Manú y estaba en el nivel de Manú no podía participar de la ceremonia, porque lo que empezaba ahí era como la caricia a la paloma, como la idea de levantarse para hacerle una limonada a un guardián, como doblar una pierna y empujar un tejo de la primera a la segunda casilla, de la segunda a la tercera. De alguna manera habian ingresado en otra cosa, en ese algo donde se podía estar de gris y ser de rosa, donde se podía haber muerto ahogada en un río (y eso ya no lo estaba pensando ella) y asomar en una noche de Buenos Aires para repetir en la rayuela la imagen misma de lo que acaban de alcanzar, la última casilla, el centro del mandala, el Ygdrassil vertiginoso por donde se salía a una playa abierta, a una extensión sin límites, al mundo debajo de los párpados que los ojos vueltos hacia adentro reconocían y acataban.

mardi 11 novembre 2008


Infinitos decires apenas necesarios.



vendredi 7 novembre 2008

Ejercicio

Teniamos que encontrar nuestro propio punto de equilibrio para así poder mantenernos ante el cuerpo del otro, parados.
La palma de mi mano abarcaba el ancho de tu nuca. Mi poca altura, el largo de tu torso. Tu brazo derecho bajó hasta cercar mi cintura y tu otra mano calmaba el vacilar de mis hombros. Apoyaste tu mejilla sobre mi cuello intentando contagiarme tu respiración, llegué a sentir la humedad de tu cuerpo y con mis dedos atravesé el escarpado de tus hombros por completo.
Uno de nosotros debía de levantar una de sus piernas cuando lo sintiese, atravesando con el interior de ésta parte del diametro de la cadera opuesta, haciendo así que el otro tuviese que sostener esta pierna izada con su brazo.
De vuelta esa falta de equilibrio, nunca pude mantenerlo mientras debía de hacerlo, por eso mi mano en tu cuello, pero ahí estabas vos, eriguiendo mi espalda, haciendomé sentir más alta de lo que soy, sosteniendome por completa como si me elevaras desde tu altura, abarcando mis espacios vacios, construyendo mis piernas alrededor de tu cuerpo, y recién cuando me daba cuenta de tu solidez, de la fortaleza de la que me convidabas, de esa convivencia corporal que se volvió nuestro nicho, es ahí cuando recobraba el ritmo adecuado de la respiración y mi centro, mi centro pegado al tuyo, envolviendose hasta la complementación.
Lo raro es que habiendo conseguido el equilibro sobre esa única pierna en el suelo, sentía necesitarte más que antes, esa manía de hacer mías partes de tu cuerpo.

jeudi 30 octobre 2008

Vulva de mí (solo porque estoy en dadá)

Desde un escalofrió naciente de los hombros, se abren las puertas ante la proyección de la imaginación carnal de la hora …
Con la brusquedad con la que se examina en las primeras asperezas, las yemas liman la sequedad de la matriz corporal conmoviendo y dulcificando, estremeciendo hasta llegar a los aguijones de los pies clavados en la cama.
Con el tiempo, el roce y la saturación, el roce del tiempo, la saturación del roce o el roce del tiempo en la saturación de la misma, los talones encuentran su diplomacia en la elevación del ángulo húmido... La cresta eréctil renace haciéndose sentir con sus fuerzas volcánicas, dentro del ciclón de pellejos y velocidades,
[ la puntualidad de una lengua, la respiración entrecortada, la tensión, la velocidad ]
Los labios ya no esconden el vértice lujurioso y entre la lava apura a seguir. La rigidez de esta nueva etapa hace aferrar los músculos a las sabanas buscando acelerar las pulsaciones, reforzando el poder de las piernas izadas para así exaltar la dilatación del húmedo sur.
La cadera atrae y rechaza el aire al sentir la expansión de las aristas lubricadas, el pulso, la congestión absoluta, la sangre divulgada, la propia fricción.
Máxima intensidad, y las caricias ya no parecen sentirse.
Contracción [arriba],
Sedó.
La inspiración de los dedos en la vulva de la noche.

mardi 28 octobre 2008

A la de idéntica nombradía, Bocek.




El q se va se lleva su memoria,
su modo de ser rio, de ser aire,
de ser adios y nunca.

Hasta que un día otro lo para, lo detiene
y lo reduce a voz, a piel, a superficie
ofrecida, entregada, mientras dentro de sí
la oculta soledad aguarda y tiembla.

Rosario Castellanos, Amor.


En la bóveda de la tarde cada pájaro es un punto del recuerdo.
Asombra a veces que el fervor del tiempo vuelva,
sin cuerpo vuelva, ya sin motivo vuelva;
que la belleza, tan breve en su violento amor
nos guarde un eco en el descenso de la noche.

Y así, qué más que estarse con los brazos caídos,
el corazón amontonado y ese sabor de polvo
que fue rosa o camino-
El vuelo excede el ala.
Sin humildad, saber que esto que resta
fue ganado a la sombra por obra de silencio;
que la rama en la mano, que la lágrima oscura
son heredad, el hombre con su historia,
la lámpara que alumbra.

Julio Cortazar, Resumen en Otoño.

Y "Nos veremos otra vez" de Aznar & Lebón.

dimanche 26 octobre 2008

A PRIMERA VISTA

Cuando no tenía nada deseé

Cuando todo era ausencia esperé
Cuando tuve frío temblé
Cuando tuve coraje llamé

Cuando llegó la carta la abrí
Cuando escuché a Salif Keita bailé
Cuando el ojo brilló entendí
Cuando me crecieron alas volé

Cuando me llamó allá fui
Cuando me di cuenta estaba ahí
Cuando te encontré me perdí
En cuanto te vi me enamoré

http://www.youtube.com/watch?v=LkreixS0H-8&feature=related

Juntos, riendo, despeinados.

vendredi 24 octobre 2008

Popurrí de Permutaciones

para que te remanses en tu noche
de ojos cerrados y de labios húmedos
tras esa extrema operación del musgo
en que mi cuerpo cede sus halcones

bajo el misterio cenital que te abre
los muslos de la voz con que murmuras
las enumeraciones de la espuma
donde otra vez la antigua diosa nace

suave canibalismo que devora
su presa que lo danza hacia el abismo,
oh laberinto exacto de sí mismo
donde el pavor de la delicia mora

(agua para la sed del que te viaja
mientras la luz que junto al lecho vela
baja a tus muslos ...)


Juntos, riendo, despeinados.

mercredi 22 octobre 2008

Que me acompañes por el camino de vuelta a casa.

dimanche 5 octobre 2008

Desde el olor a café

Su sonrisa frágil sobre el borde de la taza, un café sobre sus manos, sus ojos como cerezas envueltas en vidrio y sobre la punta de su nariz la evidencia del vapor del café caliente, le encanta saberme desconcertado y sentirse dueña de ella misma, impredecible, espina y tajo en mi rutina, ésa que sólo remonta semanas después que ya se ha ido. Me pide que la reciba como si la hubiera olvidado. Dice poco, exhalar desde sus adentros sería depositar algo en mí, abrir los brazos, desnudarse, dar lugar a la vulnerabilidad o verse condicionada a no poder quebrar mi mundo con sus pisadas de gigante, no podría ni ella misma creerse este nomadismo de migrar al comienzo de cada estación. Le permito usarme de refugio sabiendo que aun aquí no se trata de mí, se quedará unos días, los necesarios para después no necesitar de nadie por un tiempo o sentir que ha viajado. Deambula alrededor de mis cosas como quien se toma vacaciones de las suyas para poder extrañarlas, la descubro observándome aun desde su mirada hacia el suelo (y admito saber por qué no levanta sus ojos, otra vez cerezas envueltas en vidrio). Suele creerse lo suficientemente invencible como para sonreír de más, no hablar de ella y mantenerse distante por miedo a que al sostenerla la crea mía. Le permito este paréntesis en mi vida como inyección de la suya desde esta derrota de no saber describirla sino desde su cuerpo envuelto en olor a café en cama de invierno, desde esta falta de nuevas palabras para su pelo rubio y esa manera graciosa de creerse disimulada con sus pensamientos.


Quiero ser también dueña del cielo, y un pinar, pero es preciso que me enseñes a volar ...




mardi 30 septembre 2008

The Nicest Thing





http://www.youtube.com/watch?v=wYWv_NSBZQI






dimanche 28 septembre 2008

Sèvres-Babylone y la lluvia.

Salía del cine y elegí mojarme, como quien elige la bebida o como si realmente uno pudiera elegir mojarse o no y la lluvia no fuera eso parecido al amor. En las grandes ciudades la garúa parece precipitar a la gente y a sus bocinas sin más posibilidad que izquierda o derecha, mientras, yo me tomaba mi tiempo para caminar exactamente bajo la lluvia y disfrutar del cosquilleo de las gotas que caian transpasando la ropa. Despues de tres cuadras la lluvia fina se hizo diluvio, lento y pesado, extremo, ahuyentador de caminantes en una ciudad de árboles y escondites, de edificios que albergan más historias que pisos. Había un presagio en ese mecer de la lluvia, algo que te anticipaba a vos antes que a todas las cosas que habrian de ocurrir ese día, el blanco y negro del cielo, el rio boca abajo por el asfalto o mi sonrisa. Crucé esa gran avenida y ya descalza decidí sentarme bajo el primer techo de la vereda sólo para observar, el calor se sentía ligero y el agua inmanejablemente dulce, claro que era jueves. No me hizo falta levantar la mirada para reconocerte ahí, bajo ese metro de techo virgen de gotas, rodeado de un halo blanco. Realmente estabas ahí. Sonriendome y mirandome desde abajo me ofreciste un mate privilegiando el goteo de mi ropa. Nunca supe que hacias ahí, supongo que te lo pregunté pero era tal mi asombro que no recuerdo siquiera haberte dejado de mirar en algun momento, qué hacias en esta ciudad, en esa esquina desierta, con toda tu tranquilidad y barba al observar, tus rodillas y tus pies bajo ese techo, tus ojos que se morían por salir. Tenías el libro entre tus manos, yo volvía de ver una de tus películas japonesas, anonadada y encima esas palabras, ésas y la lluvia, todo elegía hacer al color y a la nueva definición de las casualidades y destinos, a ese nombre plural al pensar en vos y en mi. Todavía no lo puedo explicar, el cielo, esa cúpula en la que entré al sentarme al lado tuyo, dentro del libro, tu color de pelo, la ropa mojada, la árboles más verdes, las calles nuestro rio, de repente retomaste tu lectura solo que esta vez ante mí ... Y ella salió de la librería (recién ahora me doy cuenta de que era como una metáfora, ella saliendo nada menos que de una librería) y cambiamos dos palabras y nos fuimos a tomar una copa de pelure d'oignon a un café de Sèvres-Babylone (hablando de metáforas, yo delicada porcelana recién desembarcada, HANDLE WITH CARE, y ella Babilonia, raíz de tiempo, cosa anterior, primeval being, terror y delicia de los comienzos, romanticismo de Atala pero con un tigre auténtico esperando detrás del árbol). Y así Sèvres se fue con Babylone a tomar un vaso de pelure d'oignon, nos mirábamos y yo creo que ya empezábamos a deseamos (pero eso fue más tarde, en la rue Réaumur) y sobrevino un diálogo memorable, absolutamente recubierto de malentendidos, de desajustes que se resolvían en vagos silencios, hasta que las manos empezaron a tallar, era dulce acariciarse las manos mirándose y sonriendo, encendíamos los Gauloises el uno en el pucho del otro, nos frotábamos con los ojos, estábamos tan de acuerdo en todo que era una vergüenza, París danzaba afuera esperándonos, apenas habíamos desembarcado, apenas vivíamos, todo estaba ahí sin nombre y sin historia (sobre todo para Babylone, y el pobre Sèvres hacía un enorme esfuerzo, fascinado por esa manera Babylone de mirar lo gótico sin ponerle etiquetas, de andar por las orillas del río sin ver remontar los drakens normandos). Al despedirnos éramos como dos chicos que se han hecho estrepitosamente amigos en una fiesta de cumpleaños y se siguen mirando mientras los padres los tiran de la mano y los arrastran, y es un dolor dulce y una esperanza, y se sabe que uno se llama Tony y la otra Lulú, y basta para que el corazón sea como una frutilla, y...
Y sí, no se puede elegir el porvenir de la lluvia.

vendredi 26 septembre 2008

Almost scary el hecho de cómo está en el Inconsciente de Pamela.

- Oh, Pola - dijo la Maga-. Yo sé más de ella que Horacio.

- ¿Sin haberla visto nunca. Lucía?

- Pero si la he visto tanto -dijo la Maga impaciente- Horacio la traía metida en el pelo, en el sobretodo, temblaba de ella, se lavaba de ella.

- Etienne y Wong me han hablado de esa mujer- dijo Gregorovius- Los vieron un día en una terraza de café, en Saint-Cloud. Sólo los astros sabe qué podía estar haciendo toda esa gente en Saint-Cloud, pero así sucedió. Horacio la miraba como si fuera un hormiguero, parece. Wong se aprovechó más tarde para edificar una complicada teoría sobre las saturaciones sexuales; según él se podría avanzar en el conocimiento siempre que en un momento dado se lograra un coeficiente tal de amor (son sus palabras, usted perdone la jerga china) que el espíritu cristalizara bruscamente en otro plano, se instalara en una surrealidad. ¿Usted cree, Lucía?

-Supongo que buscamos algo así, pero casi siempre nos estafan o estafamos. París es un gran amor a ciegas, todos estamos perdidamente enamorados pero hay algo verde, una especie de musgo, qué se yo. (...)

- Nada de teorías -dijo inesperadamente Ossip-. Esas dicotomías. Como esos sincretismos... Probablemente Horacio buscaba en Pola algo que usted no le daba, supongo. Para traer las cosas al terreno práctico, digamos.

-Horacio busca siempre un montón de cosas- dijo la Maga-. Se cansa de mí porque no sé pensar, eso es todo. Me imagino que Pola piensa todo el tiempo.

-Pobre amor el que de pensamiento se alimenta - citó Ossip.

- Hay que ser justos- dijo la Maga-. Pola es muy hermosa, lo sé por los ojos con que me miraba Horacio cuando volvía de estar con ella, volvía como un fósforo cuando se lo prende y le crece de golpe todo el pelo, apenas dura un segundo, pero es maravilloso, una especie de chirrido, un olor a fósforo muy fuerte y esa llama enorme que después se estropea. Él volvía así y era porque Pola lo llenaba de hermosura. Yo se lo decía, Ossip, y era justo que se lo dijera. Ya estábamos un poco lejos aunque nos seguíamos queriendo todavía. Esas cosas no suceden de golpe. Pola fue viniendo como el sol en la ventana, yo siempre tengo que pensar en cosas así para saber que estoy diciendo la verdad. Entraba de a poco, quitándome la sombra, y Horacio se iba quemando como en la cubierta del barco, se tostaba, era tan feliz.

(...)

- Horacio hablaba de un nuevo orden, de la posibilidad de encontrar otra vida. Siempre se refería a la muerte cuando hablaba de la vida, era fatal y nos reíamos mucho. Me dijo que se acostaba con Pola y entonces yo comprendí que a él no le parecía necesario que yo me enojara o le hicierauna escena. Ossip, en realidad yo no estaba muy enojada, yo también podría acostarme con usted ahora mismo si me diera la gana. Es muy difícil de explicar, no se trata de traiciones y cosas por el estilo, a Horacio la palabra traición, la palabra engaño lo ponían furioso. Tengo que reconocer que desde que nos conocimos me dijo que él no se consideraba obligado. Yo hice la muñequita porque Pola se había metido en mi pieza, era demasiado, la sabía capaz de robarme la ropa, de ponerse mis medias, usarme el rouge, darle la leche a Rocamadour.

(...)

- Pero usted dijo que no la conocía.

- Estaba en Horacio, estúpido. Estúpido, estúpido Ossip. Pobre Ossip, tan estúpido. En su canadiense, en la piel del cuello, usted ha visto que Horacio tiene una piel en el cuello de la canadiense. Y Pola estaba ahí cuando él entraba, y en su manera de mirar, y cuando Horacio se desnudaba ahí, en ese rincón, y se bañaba parado en esa cubeta, ¿la ve Ossip?, Entonces de su piel iba saliendo Pola, yo la veía como un ectoplasma y me aguantaba las ganas de llorar pensando que en casa de Pola yo no estaría así, nunca Pola me sospecharía en el pelo o en los ojos o en el vello de Horacio. No sé por qué, al fin y al cabo nos hemos querido bien. No sé por qué. Porque no sé pensar y él me desprecia, por esas cosas.

jeudi 25 septembre 2008


Supongo que lo malo de haber desarrollado un sentido en especial es que su percepción no vuelve a ser la misma, tanto como su conformismo y sed y las acciones para saciar a ésta, no es la misma la facilidad con la que se desarrollan-entregan-comparten las sensaciones -y claro que miro con asombro a los que sí lo hacen con soltura, sin aferrarse y sin razones- pero lo bueno y particular es que una vez que sucede este nirvana de sensaciones y laberintos, llega a ser disfrutado como nunca, alcanzando la más alta satisfacción y plenitud, sin mediocridad y arrepentimientos.
Que tu cuerpo sea siempre un amado espacio de revelaciones.


mercredi 24 septembre 2008

" La cobardía es asunto de los hombres, no de los amantes.
Los amores cobardes no llegan a amores,
ni a historias,
se quedan allí.
Ni el recuerdo los puede salvar,
ni el mejor orador conjugar."

vendredi 19 septembre 2008

Otto en los ojos de Ana.



"Es bueno que las vidas tengan varios círculos. Pero la mía, mi vida solo ha dado la vuelta una vez. Y no del todo. Falta la más importante ...He escrito su nombre tantas veces dentro…"
Otto

"Me voy a quedar aquí toda la vida... estoy esperando la casualidad de mi vida, la más grande. Podría contar mi vida uniendo casualidades."
Ana
Los amantes del círculo polar

jeudi 18 septembre 2008

71

Por lo demás hay que ser imbécil, hay que ser poeta, hay que estar en la luna de Valencia para perder mas de cinco minutos con estas nostalgias perfectamente liquidables a corto plazo. Cada reunión de gerentes internacionales, de hombres-de-ciencia, cada nuevo satélite artificial, hormona o reactor atómico aplastan un poco mas estas falaces esperanzas. El reino será de material plástico, es un hecho. Y no que el mundo haya de convertirse en una pesadilla orwelliana o huxleyana; será mucho peor, sera un mundo delicioso, a la medida de sus habitantes, sin ningún mosquito, sin ningún analfabeto, con gallinas de enorme tamaño y probablemente dieciocho patas, exquisitas todas ellas, con cuartos de baño telecomandados, agua de distintos colores según el día de la semana, una delicada atención del servicio nacional de higiene, con televisión en cada cuarto, por ejemplo grandes paisajes tropicales pare los habitantes del Reijavik, vistas de igloos pare los de La Habana, compensaciones sutiles que conformaran todas las rebeldías, etcétera.

Es decir un mundo satisfactorio para gentes razonables.

¿Y quedará en él alguien, uno solo, que no sea razonable?

En algún rincón, un vestigio del reino olvidado. En alguna muerte violenta, el castigo por haberse acordado del reino. En alguna risa, en alguna lagrima, la sobrevivencia del reino. En el fondo no parece que el hombre acabe por matar al hombre. Se le va a escapar, le va a agarrar el timón de la maquina electrónica, del cohete sideral, le va a hacer una zancadilla y después que le echen un galgo. Se puede matar todo menos la nostalgia del reino, la llevamos en el color de los ojos, en cada amor, en todo lo que profundamente atormenta y desata y engaña. Wishful thinking, quizá; pero esa es otra definición posible del bípedo implume.

mercredi 17 septembre 2008

Miercoles sin otra tranquilidad que esta, y esos no sé qué y sí sé qué con sabores a nueces y almendras y primavera.