mardi 9 juin 2009

Must

tendría que haber usado tu piel hasta dejarte sin huella dactilar, hacerte cortina, arrastrarte cuesta abajo por una avenida hasta que se deshilachara tu cuerpo, hacerte alfombra, jugar al béisbol con tus piernas, haberte cogido contra la pared tanto que tu espalda sangrara, abrir tus ojos y que tanta luz te duela, que llores, usarlo para algún cuadro cual sturm und drang penoso, tendría que haber abusado de tus papilas gustativas y hacerte lamer mis pies, tendría que haber robado tu nombre y hacerte nadie, tendría que haberte aplastado con mis palabras o por lo menos robar las tuyas, que por lo menos me sirvieras de musa, haberte hecho sábana, haberte hecho guante y hacerte reversible, o haberte hecho recuerdo, por lo menos un recuerdo.

jeudi 16 avril 2009

Meses, tiempo, segundos pegados a otros segundos que hacen minutos, cúmulos de momentos, colchón sobre colchón, y sobre esa montaña de cosas, pared particular en la que nos mimetizamos, se eleva tu caricia, que se fue definiendo con el tiempo, con las veces, como si fuera poco el tiempo (moneda que del otro lado es burda como si fuera la boca que mástica al hombre), y es que es solamente gracias a éste que las formas se definen, la caricia se hace más agudamente suave, tu sonrisa más amplia, la cebolla que hace de corazón se va desquitando esos trapos -porque el hombre es lo que otros hombres hicieron de él-, trapos y más trapos que envuelven, leche hirviendo que con el tiempo, sólo en calma -siempre el "solo" siempre el "tiempo"- se logra ver su verdadero tamaño, sin capas sin máscaras sin palabras sin espuma que alardee su tamaño sin gritos sin sus manos;
Meses, tiempo, segundos pegados a otros segundos que hacen de minutos en los cuales me apego a vos haciendo de nos un sólo cúmulo, como colchón sobre colchón ...uno sobre uno, unos, los dos, nosotros, besos.

dimanche 29 mars 2009

Camus: Existencialismo de supervivencia.

EL MALENTENDIDO
ESCENA II - ACTO III

JAN (mirando hacia la puerta): Quizá, sí ... (se dirige a la cama y se sienta). Pero esta mujer sólo me inspira el deseo de marcharme, de encontrar a María y de ser feliz nuevamente. Todo es tan estúpido. ¿Qué estoy haciendo aquí? Pero no, debo hacerme cargo de mi madre y de mi hermana. Las tuve olvidadas demasiado tiempo. (Se levanta) Sí, en este cuarto se arreglará todo. ¡Qué frio es, sin embargo! No reconozco nada, todo lo han renovado. Se parece ahora a los cuartos de hotel de esas ciudades extranjeras donde todas las noches llegan hombres solos. También yo los conocí. Entonces me parecía que había una respuesta por encontrar. Quizá las reciba aquí. (Mira hacia afuera) El cielo se cubre. Lo mismo sucede en todos los cuartos de hotel: todas las horas de la noche son difíciles para el hombre solo. Y aquí está ahora mi vieja angustia, aquí, en el fondo del cuerpo, como una herida abierta que se irrita con cualquier movimiento. Conozco su nombre. Es miedo a la soledad eterna, temor de que no haya respuesta. ¿Y quién habría de responder en un cuarto de hotel? (Se ha acercado a la campanilla. Vacila; luego llama. No se oye nada. Después de un silencio, pasos; se oye un golpe. La puerta se abre. En el marco aparece el viejo criado. Permanece inmóvil y silencioso.) No es nada. Disculpeme. Sólo deseaba saber si alguien respondía, si la campanilla funcionaba.
El viejo lo mira, luego cierra la puerta. Los pasos se alejan.


Le Malentendu, Albert Camus, Paris, 1944.

mercredi 18 février 2009

Podría darte miles de montañas de razones por las que te quiero y por las que mi cabeza encaja, a modo exacto de situación fotográfica, en tu hombro, pero ni a mi me sirve porque no me satisfacería basarme nada más que en palabras (y este queismo), además cuando lo que realmente encuentro en eso confortable y dulce de estar a tu lado ni se puede explicar mostrando el halo que nos rodea, y me canso de mirarte, aunque en realidad no tanto canso y más encantamiento, y es que en serio todavía no encontré esa única palabra -porque para estas cosas creo que debe haber esa única palabra que rejunte todo, esa foto única que muestre el halo, la mano, nuestras cabezas, el beso- entonces me veo exhausta de buscar palabras que combinen a todas esas demás palabras en las que también te encuentro, y es que te encuentro en todas partes, hasta en el sandwiche de jamón y ketchup que comí ayer, entonces quizás debería dejar de pelear contra el hecho ya casi fisico de encontrar esa única palabra y llenarme de todas las otras o lo cual me parece más apropiado e interesante; hacer de vos esa única palabra que rejunte a esas demás hermosas palabras que creo que te definen y en las q te encuentro, entonces de repente vos sos esa -y mi famosa- única palabra que define lo que sos y que acabo de encontrar, y te quiero.