mardi 9 septembre 2008

Puedo ser obediente y quedarme mirandote, me gusta saberte del otro lado de la mesa (saberte, saberte). Fijate, que como toda vista que posee al mirar -incluso poseo esta distancia que nos separa- esta mirada es también poseida por el otro, por mi objeto de contemplación, vos, entre las sillas, tu entreceja seria y fija. La reciprocidad de ver y ser vista, reciprocidad divina la de la posesión, y la de la generosidad también. Puedo, igual, seguir actuando el papel de quien es subyugada ante la mirada, mostrandome obediente, el mismo deseo supone una atadura asfixiante -porque sólo a veces, en excepciones de miradas como éstas puedo serlo, quizás, sólo si yo quiero- pero puedo levantarme, invitarte, sin decirte nada, a que me sigas y seguir la obediencia ...

(narrativa oral, sábado, madrugada)

1 commentaire:

Esculapio a dit…

Sonoro, imploro.
Esta distancia distancia.
frente a frente, enfrenté.
-Anega. Nadie lo niega.
También apega!.
Recuerdo tu recuerdo
y me muerdo.
Cerdo lerdo.
Me dio medio. Poco.
Apoco de un trago.
Por supuesto, amargo.
Espejo, espejito. Convierteme en super hijitus
(aunque, como diría Oaki, lompolalma!)