mercredi 3 septembre 2008

Día Alejandra


No es casual un encuentro con Alejandra, tampoco es gratis su aparición ni coincidente ni alomorfo el acto ni se sale indemne de éste, por eso hace algunos minutos de la madrugada mientras estaba en la cama entre algunos libros y un separador de madera rosa con forma de mujer -y como siempre la noche, maldita Alejandra- designé a este día como mi día (de) Alejandra, supe que una denominación de este tipo vendría desde que me la encontré en la tapa de una revista en una librería durante la mañana y me la llevé entre De Beauvoir, Yourcenar y Sartre, y no me sentí consumista pero sí enamorada; lo consideré uno de los mejores antojos, y repito; no me fue gratis ni pienso que fue casualidad, algo hay entre todo ese misticismo de identificación con el estado que emana (estaba intolerante y adentro mio) que marca ciertos indicios de-algo, pero ése no es mí tema, claro. La leí por la tarde, parafraseada entre críticos que le dedicaban quince hojas, y la releí de noche, en verso y prosa y he aquí el acto subversivo de hacerla presente con sus propias palabras. Mi día Alejandra, y no sin razón "La última inocencia" y su "cuidado con las palabras"; es preciso conocer este lugar de metamorfosis para comprender por qué me duelo de una manera tan complicada.

1 commentaire:

Santiago Blum a dit…

Yo sé dónde podes comprar la PRIMERA EDICION de "árbol de Diana". por 2400 pesos.

:)

quería romper la vidriera.
pero le saqué una foto.