dimanche 29 mars 2009

Camus: Existencialismo de supervivencia.

EL MALENTENDIDO
ESCENA II - ACTO III

JAN (mirando hacia la puerta): Quizá, sí ... (se dirige a la cama y se sienta). Pero esta mujer sólo me inspira el deseo de marcharme, de encontrar a María y de ser feliz nuevamente. Todo es tan estúpido. ¿Qué estoy haciendo aquí? Pero no, debo hacerme cargo de mi madre y de mi hermana. Las tuve olvidadas demasiado tiempo. (Se levanta) Sí, en este cuarto se arreglará todo. ¡Qué frio es, sin embargo! No reconozco nada, todo lo han renovado. Se parece ahora a los cuartos de hotel de esas ciudades extranjeras donde todas las noches llegan hombres solos. También yo los conocí. Entonces me parecía que había una respuesta por encontrar. Quizá las reciba aquí. (Mira hacia afuera) El cielo se cubre. Lo mismo sucede en todos los cuartos de hotel: todas las horas de la noche son difíciles para el hombre solo. Y aquí está ahora mi vieja angustia, aquí, en el fondo del cuerpo, como una herida abierta que se irrita con cualquier movimiento. Conozco su nombre. Es miedo a la soledad eterna, temor de que no haya respuesta. ¿Y quién habría de responder en un cuarto de hotel? (Se ha acercado a la campanilla. Vacila; luego llama. No se oye nada. Después de un silencio, pasos; se oye un golpe. La puerta se abre. En el marco aparece el viejo criado. Permanece inmóvil y silencioso.) No es nada. Disculpeme. Sólo deseaba saber si alguien respondía, si la campanilla funcionaba.
El viejo lo mira, luego cierra la puerta. Los pasos se alejan.


Le Malentendu, Albert Camus, Paris, 1944.