jeudi 30 octobre 2008

Vulva de mí (solo porque estoy en dadá)

Desde un escalofrió naciente de los hombros, se abren las puertas ante la proyección de la imaginación carnal de la hora …
Con la brusquedad con la que se examina en las primeras asperezas, las yemas liman la sequedad de la matriz corporal conmoviendo y dulcificando, estremeciendo hasta llegar a los aguijones de los pies clavados en la cama.
Con el tiempo, el roce y la saturación, el roce del tiempo, la saturación del roce o el roce del tiempo en la saturación de la misma, los talones encuentran su diplomacia en la elevación del ángulo húmido... La cresta eréctil renace haciéndose sentir con sus fuerzas volcánicas, dentro del ciclón de pellejos y velocidades,
[ la puntualidad de una lengua, la respiración entrecortada, la tensión, la velocidad ]
Los labios ya no esconden el vértice lujurioso y entre la lava apura a seguir. La rigidez de esta nueva etapa hace aferrar los músculos a las sabanas buscando acelerar las pulsaciones, reforzando el poder de las piernas izadas para así exaltar la dilatación del húmedo sur.
La cadera atrae y rechaza el aire al sentir la expansión de las aristas lubricadas, el pulso, la congestión absoluta, la sangre divulgada, la propia fricción.
Máxima intensidad, y las caricias ya no parecen sentirse.
Contracción [arriba],
Sedó.
La inspiración de los dedos en la vulva de la noche.

mardi 28 octobre 2008

A la de idéntica nombradía, Bocek.




El q se va se lleva su memoria,
su modo de ser rio, de ser aire,
de ser adios y nunca.

Hasta que un día otro lo para, lo detiene
y lo reduce a voz, a piel, a superficie
ofrecida, entregada, mientras dentro de sí
la oculta soledad aguarda y tiembla.

Rosario Castellanos, Amor.


En la bóveda de la tarde cada pájaro es un punto del recuerdo.
Asombra a veces que el fervor del tiempo vuelva,
sin cuerpo vuelva, ya sin motivo vuelva;
que la belleza, tan breve en su violento amor
nos guarde un eco en el descenso de la noche.

Y así, qué más que estarse con los brazos caídos,
el corazón amontonado y ese sabor de polvo
que fue rosa o camino-
El vuelo excede el ala.
Sin humildad, saber que esto que resta
fue ganado a la sombra por obra de silencio;
que la rama en la mano, que la lágrima oscura
son heredad, el hombre con su historia,
la lámpara que alumbra.

Julio Cortazar, Resumen en Otoño.

Y "Nos veremos otra vez" de Aznar & Lebón.

dimanche 26 octobre 2008

A PRIMERA VISTA

Cuando no tenía nada deseé

Cuando todo era ausencia esperé
Cuando tuve frío temblé
Cuando tuve coraje llamé

Cuando llegó la carta la abrí
Cuando escuché a Salif Keita bailé
Cuando el ojo brilló entendí
Cuando me crecieron alas volé

Cuando me llamó allá fui
Cuando me di cuenta estaba ahí
Cuando te encontré me perdí
En cuanto te vi me enamoré

http://www.youtube.com/watch?v=LkreixS0H-8&feature=related

Juntos, riendo, despeinados.

vendredi 24 octobre 2008

Popurrí de Permutaciones

para que te remanses en tu noche
de ojos cerrados y de labios húmedos
tras esa extrema operación del musgo
en que mi cuerpo cede sus halcones

bajo el misterio cenital que te abre
los muslos de la voz con que murmuras
las enumeraciones de la espuma
donde otra vez la antigua diosa nace

suave canibalismo que devora
su presa que lo danza hacia el abismo,
oh laberinto exacto de sí mismo
donde el pavor de la delicia mora

(agua para la sed del que te viaja
mientras la luz que junto al lecho vela
baja a tus muslos ...)


Juntos, riendo, despeinados.

mercredi 22 octobre 2008

Que me acompañes por el camino de vuelta a casa.

dimanche 5 octobre 2008

Desde el olor a café

Su sonrisa frágil sobre el borde de la taza, un café sobre sus manos, sus ojos como cerezas envueltas en vidrio y sobre la punta de su nariz la evidencia del vapor del café caliente, le encanta saberme desconcertado y sentirse dueña de ella misma, impredecible, espina y tajo en mi rutina, ésa que sólo remonta semanas después que ya se ha ido. Me pide que la reciba como si la hubiera olvidado. Dice poco, exhalar desde sus adentros sería depositar algo en mí, abrir los brazos, desnudarse, dar lugar a la vulnerabilidad o verse condicionada a no poder quebrar mi mundo con sus pisadas de gigante, no podría ni ella misma creerse este nomadismo de migrar al comienzo de cada estación. Le permito usarme de refugio sabiendo que aun aquí no se trata de mí, se quedará unos días, los necesarios para después no necesitar de nadie por un tiempo o sentir que ha viajado. Deambula alrededor de mis cosas como quien se toma vacaciones de las suyas para poder extrañarlas, la descubro observándome aun desde su mirada hacia el suelo (y admito saber por qué no levanta sus ojos, otra vez cerezas envueltas en vidrio). Suele creerse lo suficientemente invencible como para sonreír de más, no hablar de ella y mantenerse distante por miedo a que al sostenerla la crea mía. Le permito este paréntesis en mi vida como inyección de la suya desde esta derrota de no saber describirla sino desde su cuerpo envuelto en olor a café en cama de invierno, desde esta falta de nuevas palabras para su pelo rubio y esa manera graciosa de creerse disimulada con sus pensamientos.


Quiero ser también dueña del cielo, y un pinar, pero es preciso que me enseñes a volar ...