mardi 30 septembre 2008

The Nicest Thing





http://www.youtube.com/watch?v=wYWv_NSBZQI






dimanche 28 septembre 2008

Sèvres-Babylone y la lluvia.

Salía del cine y elegí mojarme, como quien elige la bebida o como si realmente uno pudiera elegir mojarse o no y la lluvia no fuera eso parecido al amor. En las grandes ciudades la garúa parece precipitar a la gente y a sus bocinas sin más posibilidad que izquierda o derecha, mientras, yo me tomaba mi tiempo para caminar exactamente bajo la lluvia y disfrutar del cosquilleo de las gotas que caian transpasando la ropa. Despues de tres cuadras la lluvia fina se hizo diluvio, lento y pesado, extremo, ahuyentador de caminantes en una ciudad de árboles y escondites, de edificios que albergan más historias que pisos. Había un presagio en ese mecer de la lluvia, algo que te anticipaba a vos antes que a todas las cosas que habrian de ocurrir ese día, el blanco y negro del cielo, el rio boca abajo por el asfalto o mi sonrisa. Crucé esa gran avenida y ya descalza decidí sentarme bajo el primer techo de la vereda sólo para observar, el calor se sentía ligero y el agua inmanejablemente dulce, claro que era jueves. No me hizo falta levantar la mirada para reconocerte ahí, bajo ese metro de techo virgen de gotas, rodeado de un halo blanco. Realmente estabas ahí. Sonriendome y mirandome desde abajo me ofreciste un mate privilegiando el goteo de mi ropa. Nunca supe que hacias ahí, supongo que te lo pregunté pero era tal mi asombro que no recuerdo siquiera haberte dejado de mirar en algun momento, qué hacias en esta ciudad, en esa esquina desierta, con toda tu tranquilidad y barba al observar, tus rodillas y tus pies bajo ese techo, tus ojos que se morían por salir. Tenías el libro entre tus manos, yo volvía de ver una de tus películas japonesas, anonadada y encima esas palabras, ésas y la lluvia, todo elegía hacer al color y a la nueva definición de las casualidades y destinos, a ese nombre plural al pensar en vos y en mi. Todavía no lo puedo explicar, el cielo, esa cúpula en la que entré al sentarme al lado tuyo, dentro del libro, tu color de pelo, la ropa mojada, la árboles más verdes, las calles nuestro rio, de repente retomaste tu lectura solo que esta vez ante mí ... Y ella salió de la librería (recién ahora me doy cuenta de que era como una metáfora, ella saliendo nada menos que de una librería) y cambiamos dos palabras y nos fuimos a tomar una copa de pelure d'oignon a un café de Sèvres-Babylone (hablando de metáforas, yo delicada porcelana recién desembarcada, HANDLE WITH CARE, y ella Babilonia, raíz de tiempo, cosa anterior, primeval being, terror y delicia de los comienzos, romanticismo de Atala pero con un tigre auténtico esperando detrás del árbol). Y así Sèvres se fue con Babylone a tomar un vaso de pelure d'oignon, nos mirábamos y yo creo que ya empezábamos a deseamos (pero eso fue más tarde, en la rue Réaumur) y sobrevino un diálogo memorable, absolutamente recubierto de malentendidos, de desajustes que se resolvían en vagos silencios, hasta que las manos empezaron a tallar, era dulce acariciarse las manos mirándose y sonriendo, encendíamos los Gauloises el uno en el pucho del otro, nos frotábamos con los ojos, estábamos tan de acuerdo en todo que era una vergüenza, París danzaba afuera esperándonos, apenas habíamos desembarcado, apenas vivíamos, todo estaba ahí sin nombre y sin historia (sobre todo para Babylone, y el pobre Sèvres hacía un enorme esfuerzo, fascinado por esa manera Babylone de mirar lo gótico sin ponerle etiquetas, de andar por las orillas del río sin ver remontar los drakens normandos). Al despedirnos éramos como dos chicos que se han hecho estrepitosamente amigos en una fiesta de cumpleaños y se siguen mirando mientras los padres los tiran de la mano y los arrastran, y es un dolor dulce y una esperanza, y se sabe que uno se llama Tony y la otra Lulú, y basta para que el corazón sea como una frutilla, y...
Y sí, no se puede elegir el porvenir de la lluvia.

vendredi 26 septembre 2008

Almost scary el hecho de cómo está en el Inconsciente de Pamela.

- Oh, Pola - dijo la Maga-. Yo sé más de ella que Horacio.

- ¿Sin haberla visto nunca. Lucía?

- Pero si la he visto tanto -dijo la Maga impaciente- Horacio la traía metida en el pelo, en el sobretodo, temblaba de ella, se lavaba de ella.

- Etienne y Wong me han hablado de esa mujer- dijo Gregorovius- Los vieron un día en una terraza de café, en Saint-Cloud. Sólo los astros sabe qué podía estar haciendo toda esa gente en Saint-Cloud, pero así sucedió. Horacio la miraba como si fuera un hormiguero, parece. Wong se aprovechó más tarde para edificar una complicada teoría sobre las saturaciones sexuales; según él se podría avanzar en el conocimiento siempre que en un momento dado se lograra un coeficiente tal de amor (son sus palabras, usted perdone la jerga china) que el espíritu cristalizara bruscamente en otro plano, se instalara en una surrealidad. ¿Usted cree, Lucía?

-Supongo que buscamos algo así, pero casi siempre nos estafan o estafamos. París es un gran amor a ciegas, todos estamos perdidamente enamorados pero hay algo verde, una especie de musgo, qué se yo. (...)

- Nada de teorías -dijo inesperadamente Ossip-. Esas dicotomías. Como esos sincretismos... Probablemente Horacio buscaba en Pola algo que usted no le daba, supongo. Para traer las cosas al terreno práctico, digamos.

-Horacio busca siempre un montón de cosas- dijo la Maga-. Se cansa de mí porque no sé pensar, eso es todo. Me imagino que Pola piensa todo el tiempo.

-Pobre amor el que de pensamiento se alimenta - citó Ossip.

- Hay que ser justos- dijo la Maga-. Pola es muy hermosa, lo sé por los ojos con que me miraba Horacio cuando volvía de estar con ella, volvía como un fósforo cuando se lo prende y le crece de golpe todo el pelo, apenas dura un segundo, pero es maravilloso, una especie de chirrido, un olor a fósforo muy fuerte y esa llama enorme que después se estropea. Él volvía así y era porque Pola lo llenaba de hermosura. Yo se lo decía, Ossip, y era justo que se lo dijera. Ya estábamos un poco lejos aunque nos seguíamos queriendo todavía. Esas cosas no suceden de golpe. Pola fue viniendo como el sol en la ventana, yo siempre tengo que pensar en cosas así para saber que estoy diciendo la verdad. Entraba de a poco, quitándome la sombra, y Horacio se iba quemando como en la cubierta del barco, se tostaba, era tan feliz.

(...)

- Horacio hablaba de un nuevo orden, de la posibilidad de encontrar otra vida. Siempre se refería a la muerte cuando hablaba de la vida, era fatal y nos reíamos mucho. Me dijo que se acostaba con Pola y entonces yo comprendí que a él no le parecía necesario que yo me enojara o le hicierauna escena. Ossip, en realidad yo no estaba muy enojada, yo también podría acostarme con usted ahora mismo si me diera la gana. Es muy difícil de explicar, no se trata de traiciones y cosas por el estilo, a Horacio la palabra traición, la palabra engaño lo ponían furioso. Tengo que reconocer que desde que nos conocimos me dijo que él no se consideraba obligado. Yo hice la muñequita porque Pola se había metido en mi pieza, era demasiado, la sabía capaz de robarme la ropa, de ponerse mis medias, usarme el rouge, darle la leche a Rocamadour.

(...)

- Pero usted dijo que no la conocía.

- Estaba en Horacio, estúpido. Estúpido, estúpido Ossip. Pobre Ossip, tan estúpido. En su canadiense, en la piel del cuello, usted ha visto que Horacio tiene una piel en el cuello de la canadiense. Y Pola estaba ahí cuando él entraba, y en su manera de mirar, y cuando Horacio se desnudaba ahí, en ese rincón, y se bañaba parado en esa cubeta, ¿la ve Ossip?, Entonces de su piel iba saliendo Pola, yo la veía como un ectoplasma y me aguantaba las ganas de llorar pensando que en casa de Pola yo no estaría así, nunca Pola me sospecharía en el pelo o en los ojos o en el vello de Horacio. No sé por qué, al fin y al cabo nos hemos querido bien. No sé por qué. Porque no sé pensar y él me desprecia, por esas cosas.

jeudi 25 septembre 2008


Supongo que lo malo de haber desarrollado un sentido en especial es que su percepción no vuelve a ser la misma, tanto como su conformismo y sed y las acciones para saciar a ésta, no es la misma la facilidad con la que se desarrollan-entregan-comparten las sensaciones -y claro que miro con asombro a los que sí lo hacen con soltura, sin aferrarse y sin razones- pero lo bueno y particular es que una vez que sucede este nirvana de sensaciones y laberintos, llega a ser disfrutado como nunca, alcanzando la más alta satisfacción y plenitud, sin mediocridad y arrepentimientos.
Que tu cuerpo sea siempre un amado espacio de revelaciones.


mercredi 24 septembre 2008

" La cobardía es asunto de los hombres, no de los amantes.
Los amores cobardes no llegan a amores,
ni a historias,
se quedan allí.
Ni el recuerdo los puede salvar,
ni el mejor orador conjugar."

vendredi 19 septembre 2008

Otto en los ojos de Ana.



"Es bueno que las vidas tengan varios círculos. Pero la mía, mi vida solo ha dado la vuelta una vez. Y no del todo. Falta la más importante ...He escrito su nombre tantas veces dentro…"
Otto

"Me voy a quedar aquí toda la vida... estoy esperando la casualidad de mi vida, la más grande. Podría contar mi vida uniendo casualidades."
Ana
Los amantes del círculo polar

jeudi 18 septembre 2008

71

Por lo demás hay que ser imbécil, hay que ser poeta, hay que estar en la luna de Valencia para perder mas de cinco minutos con estas nostalgias perfectamente liquidables a corto plazo. Cada reunión de gerentes internacionales, de hombres-de-ciencia, cada nuevo satélite artificial, hormona o reactor atómico aplastan un poco mas estas falaces esperanzas. El reino será de material plástico, es un hecho. Y no que el mundo haya de convertirse en una pesadilla orwelliana o huxleyana; será mucho peor, sera un mundo delicioso, a la medida de sus habitantes, sin ningún mosquito, sin ningún analfabeto, con gallinas de enorme tamaño y probablemente dieciocho patas, exquisitas todas ellas, con cuartos de baño telecomandados, agua de distintos colores según el día de la semana, una delicada atención del servicio nacional de higiene, con televisión en cada cuarto, por ejemplo grandes paisajes tropicales pare los habitantes del Reijavik, vistas de igloos pare los de La Habana, compensaciones sutiles que conformaran todas las rebeldías, etcétera.

Es decir un mundo satisfactorio para gentes razonables.

¿Y quedará en él alguien, uno solo, que no sea razonable?

En algún rincón, un vestigio del reino olvidado. En alguna muerte violenta, el castigo por haberse acordado del reino. En alguna risa, en alguna lagrima, la sobrevivencia del reino. En el fondo no parece que el hombre acabe por matar al hombre. Se le va a escapar, le va a agarrar el timón de la maquina electrónica, del cohete sideral, le va a hacer una zancadilla y después que le echen un galgo. Se puede matar todo menos la nostalgia del reino, la llevamos en el color de los ojos, en cada amor, en todo lo que profundamente atormenta y desata y engaña. Wishful thinking, quizá; pero esa es otra definición posible del bípedo implume.

mercredi 17 septembre 2008

Miercoles sin otra tranquilidad que esta, y esos no sé qué y sí sé qué con sabores a nueces y almendras y primavera.

mardi 16 septembre 2008


(2006)

Old photo of an old street kept in my old stuff of the old me.

vendredi 12 septembre 2008

Un principio
Se acercan las dos piezas hasta amoldarse en una, hasta sentir que los espacios de su cintura son saciados por el volumen de sus brazos. Entonces en la sombra una sola persona. Manía la de los cuellos de estacionarse en la curva de aquellos hombros hasta depositar todo el peso corporal. Comienza así el espiral de giros y arrollamientos, de pellejos cubriéndose, de la complementación en esas dulces ausencias femeninas. Se suceden hasta adolecer y degustar otra vez esa rabia de espina dorsal. Manía la de migrar al cuerpo del otro, y la de abrazar.
Un después
Llega la espuma con sus huellas de arena, abriga las manos enfriadas por la camino, revive los susurros de esa sed de noche.
Las sombras y los ruidos, las ausencias y los pasos, la piel erosionada que pide ocultarse en el propio cuerpo, exigiendo la libertad que el tiempo requiere para que éste pueda ser realmente llamado como tal, y así poder llenarse de secretos, gritos, simulacros y golpes, de uno mismo, de más huellas de acordes que suenan de noche, de amaneceres, de desvelos, de más caminos hasta exiliarse de tendones y curvas y precipitaciones.
Igual yo nunca te dejaría sentir mi soledad.
Un él y un mientras ella

La punta de su pecho casi intocable, las entradas de su cuello derivan al camino que baja hacia esa oscuridad húmeda, mientras se baña observa su perfil reflejado en la pared blanca, siempre nos gustó hacerlo. El agua invencible y sinvergüenza, casi imprevisible alrededor de toda su sombra, la vulgaridad de su risa muestra que ha encontrado lugares meramente iluminados por esa luz existencial de la ventana. El recorrido de sus manos por su cintura hasta la barranca de su espalda… Las gotas parecen aludir a ese vicio también –y tan bien- compartido por mí de recorrerla por completo. Apaga la ducha como una canción que alarga su final, el espejo un poco más alto que yo, su cuerpo situado al frente, ante esa luz exterminadora de todas sus mieles, las sombras como omisiones del mundo pero regalos para mis dientes. Me limito a observar sin sorpresa la secuencia de los cristales en caída libre por su cadera, admiro cómo se absorbe en la sábana, cómo se envuelve en ella hasta hacerla parte de su cuerpo, formando así los más deleitosos pliegues por desgajar.
Envolvería sus talones con mis pies hasta subirla hacia mí sólo para que me recuerde su gusto, su piel evangelizada por el agua, esa intersección trascendental de todas las curvas resucitadas por cada uno de mis dedos, y su olor que resuena en esta imaginación de blancos y negros de jabones y gotas.

mercredi 10 septembre 2008



mardi 9 septembre 2008

Puedo ser obediente y quedarme mirandote, me gusta saberte del otro lado de la mesa (saberte, saberte). Fijate, que como toda vista que posee al mirar -incluso poseo esta distancia que nos separa- esta mirada es también poseida por el otro, por mi objeto de contemplación, vos, entre las sillas, tu entreceja seria y fija. La reciprocidad de ver y ser vista, reciprocidad divina la de la posesión, y la de la generosidad también. Puedo, igual, seguir actuando el papel de quien es subyugada ante la mirada, mostrandome obediente, el mismo deseo supone una atadura asfixiante -porque sólo a veces, en excepciones de miradas como éstas puedo serlo, quizás, sólo si yo quiero- pero puedo levantarme, invitarte, sin decirte nada, a que me sigas y seguir la obediencia ...

(narrativa oral, sábado, madrugada)

dimanche 7 septembre 2008

personas-baldes-memos

Entonces cada día es una palabara (y comienzo con entonces porque ya me estaba hablando a mi misma desde antes) día-palabra-bolsillo que alberga a no dar más hasta explotar en hijitos de significados, días como personas, días recipientes de experiencias, y personas baldes que aglomeramos millas de significados en diferentes dimensiones y sensaciones bien-adesniveladas y tiempos que se convierten en cofres cerrados que viajan en la cinta de embalaje para "atras". Personas baldes, y diria "memos": al ser recipientes, estos baldes acumulan, guardan, llevan consigo esos objetos-cofres, y más de una vez suele suceder que al encontrarnos con las personas en la calle es como si fueran transparente y nos mostraran todo lo que hemos depositado ahí, en ese gran recipiente que somos las personas, cosas que quizás no exclusivamente habiamos elegido depositar, pero es en ése momento en el que se produce un efecto parecido al reflejo de mirarnos al espejo. Entonces ahora personas-baldes-memos que recuerdan hasta avergonzarnos, esos cofres que supuestamente estan en un lugar localizado detras de esa línea delgada que no sabemos qué es pero ésto está "atras". Algo que usualmente la gente desconoce es que una de las características de los cofres es su peso -y hasta le sumaría la trilogía de densidad, masa y fuerza-, el proceso de encasillamiento, la definición y limitación de una situación-momento en el lugar tiempo ya significa un esfuerzo particular al que si se le suma el proceso de archivaje puede ser bastante pesado ... pero a quien engaño, como si realmente pudieramos sacarnos esos cofres de encima o como si no los lleváramos con nosotros (cuerpos de cofres ambulantes pero entonces no-cofres), como si realmente nos molestara el hecho exacto de que los baldes sean transparentes y que los cofres esten ahi-del-otro-lado, como si realmente estuvieran "detras" y no debajo de nuestros pies, como si no se abrieran despues de meses -miranos ahora en esta madrugada- no, no molesta el hecho de que existan objetos "cofres", y esten "detrás" justamente, quizás molesta más que aún ya estando detras nuestro y/o siendo cofres no se puedan repartir entre los dos baldes por igual.
Concupiscencia, subterfugios, medular, expurgación, silencio, jueves, aprehensión, entonces cada día es una palabra ...

mercredi 3 septembre 2008

Día Alejandra


No es casual un encuentro con Alejandra, tampoco es gratis su aparición ni coincidente ni alomorfo el acto ni se sale indemne de éste, por eso hace algunos minutos de la madrugada mientras estaba en la cama entre algunos libros y un separador de madera rosa con forma de mujer -y como siempre la noche, maldita Alejandra- designé a este día como mi día (de) Alejandra, supe que una denominación de este tipo vendría desde que me la encontré en la tapa de una revista en una librería durante la mañana y me la llevé entre De Beauvoir, Yourcenar y Sartre, y no me sentí consumista pero sí enamorada; lo consideré uno de los mejores antojos, y repito; no me fue gratis ni pienso que fue casualidad, algo hay entre todo ese misticismo de identificación con el estado que emana (estaba intolerante y adentro mio) que marca ciertos indicios de-algo, pero ése no es mí tema, claro. La leí por la tarde, parafraseada entre críticos que le dedicaban quince hojas, y la releí de noche, en verso y prosa y he aquí el acto subversivo de hacerla presente con sus propias palabras. Mi día Alejandra, y no sin razón "La última inocencia" y su "cuidado con las palabras"; es preciso conocer este lugar de metamorfosis para comprender por qué me duelo de una manera tan complicada.

En contra

Yo intento evocar la lluvia o el llanto. Obstáculo de las cosas que no quieren irse camino de la desesperación ingenua. Esta noche quiero ser de agua, que tu seas de agua, que las cosas se deslicen a la manera del humo, imitándolo, dando señales últimas, grises, frías. Palabras en mi garganta. Sellos intragables. Las palabras no son bebidas por el viento, es una mentira aquello de que las palabras son polvo, ojalá lo fuesen, así yo no haria ahora plegarias de loca inminente que sueña con súbitas desapariciones, migraciones, invisibilidades. El sabor de las palabras, ese sabor a semen viejo, a vientre viejo, a hueso que despista, a animal mojado por un agua negra (el amor me obliga a las muecas más atroces ante el espejo). Yo no sufro, yo no digo sino mi asco por el lenguaje de la ternura, esos hilos morados, esa sangre aguada. Las cosas no ocultan nada, las cosas son cosas, y si alguien se acerca ahora, y me dice al pan pan y al vino vino me pondré a aullar y a darme de cabeza contra la pared infame y sorda de este mundo. Mundo tangible, máquinas emputecidas, mundo usufructuable. Y los perros ofendiéndome con sus pelos ofrecidos, lamiendo lentamente y dejando su saliva en los árboles que me enloquecen.

(1961, Paris)

Palabras

Se espera que la lluvia pase. Se espera que los vientos lleguen. Se dice. Por amor al silencio se dicen miserables palabras. Un decir forzoso, forzado, un decir sin salida posible, por amor al silencio, por amor al lenguaje de los cuerpos. Yo hablaba. En mí el lenguaje es siempre un pretexto para el silencio. Es mi manera de expresar mi fatiga inexpresable.
Deberia invertirse este orden maligno. Por primera vez emplear palabras para seducir a quien se quisiera gracias a la mediación del silencio más puro. Siempre he sido yo la silenciosa. Las palabras intercesoras, las he oído tanto, ahora las repito. ¿Quién elogió a los amantes en detrimento de los amados? Mi orientación más profunda: la orilla del silencio. Palabras intercesoras, señuelos de vocales. Ésta es ahora mi vida: mesurarme, temblar ante cada voz, temblar las palabras apelando a todo lo que de nefasto y de maldito he oido y leído en materia de formas de seducción.
El hecho es que yo contaba, yo analizaba, yo relacionaba ejemplos proporcionados por los amigos comunes y la literatura. Le demostraba que la razón estaba de mi parte, la razón de amor. Le prometía que amándome iba a serle accesible un lugar de justicia perfecta. Esto le decía yo sin estar enamorada, habiendo solo en mí la voluntad de ser amada por él y no por otro. Es tan dificil hablar de esto. Cuando vi su rostro por primera vez, deseé que fuera de amor al volverse hacia mi rostro. Quie sus ojos despeñándose en los míos. De esto quiero hablar. De un amor imposible porque no hay amor. Historia de amor sin amor. Me apresuro. Hay amor. Hay amor de la misma manera en que recién sali a la noche y dije: hay viento. No es una historia sin amor. Más bien habría que hablar de los sustitutos.
Hay gestos que me dan en el sexo. Así: temor y temblor en el sexo. Ver su rostro demorándose una fracción de segundo, su rostro se detuvo en un tiempo incontable, su rostro, un detenerse tan decisivo, como quien mueve la voz y dice no. Aquel poema de Dylan Thomas sobre la mano que firma en el papel. Un rostro que dure lo que una mano escribiendo un nombre en una hoja de papel. Me dio en el sexo. Levitación; me izan; vuelo. Un no todo se desencadena. He de contar en orden este desorden. Contar desordenadamente este extraño orden de cosas. A medida que no vaya sucediendo.
Hablo de un poema que se acerca. Se va acercando mientras a mí me tienen lejos. Sin descanso la fatiga; infatigablemente la fatiga a medida que la noche -no el poema- se acerca y yo estoy a su lado y nada, nada sucede a medida que la noche se acerca y pasa y nada, nada sucede. Sólo una voz lejanísima, una creencia mágica, una absurda, antigua espera de cosas mejores.
Recién le dije no. Escándalo. Transgresión. Dije no, cuando desde hace meses agonizo de espera y cuando inicio el gesto, cuando lo iniciaba ... Trémulo temblor, hacerme mal, herirme, sed de desmesura (pensar alguna vez en la importancia de la silaba no)
(1964)

Cielo

(...)

los dos tu + cielo = mis galopantes sensaciones
biformes bicoloreas bitremendas bilejanas
lejanas lejanas
lejos

sí amor estas lejos como el mosquito
sí! ese que persigue a una mosquita junto
al farol amarillosucio que vigila bajo el
cielo negrolimpio en esta noche angustiosa
llena de dualismos
Mi caida sin fin a mi caida sin fin en donde nadie me aguardó pues al mirar quien me aguardaba no vi otra cosa que a mí misma.

lundi 1 septembre 2008

Des...


Propuesto a desmenuzar sus partes, deja caer el pie de ella sobre su falda, desmigaja y saborea, de a poco, desde el ápice de su lengua los dedos, despacio, mesuradamente, intentando llegar tarde sin saber que el comienzo no es necesariamente el principio, atento a las cosquillas que gradualmente suben por su estómago hasta el cuello, degusta los bordes, deteniendose en los pliegues, sólo de a poco, ocupandose de recorrer los surcos que hacen a la cima de sus tobillos, con la puntualidad necesaria para cada arista del cuerpo, para luego volver a la yema del dedo mayor y recomenzar el recorrido desmenuzando sus partes de a poco, despacio, mesuradamente desmigajando los dedos, de forma lenta saboreando, esta vez llegando a tiempo a esas cosquillas de privilegio de ser desayunada desde los talones.