Mi cabeza fue violada, ya no puedo ni mirar. Estoy siendo invadida por esos miedos que me recuerdan cuánto necesito de ellos para volver a mí, y cómo no quiero repetir esos errores que me inducen a esto.
Me doy nauseas, lástima, verguenza y romanticismo. Me rio y lloro (he aquí la verdadera cuestión, las contradicciones), me veo volver, volver a esta montaña rusa en la cual agonizo y me inconformo con cada palabra escrita.
Puedo leer mis pensamientos -lo festejo como si fuera un logro- y me cuesta estar sola con ellos. Me cuesta estar sola, imaginarme así. Me cuesta estar sola y de vuelta al punto.
Suelo necesitar del ruido, que en casos como estos pasa de ser un sonido indeseado a un simple leit-motiv, llenarme de ruidos hasta no poder pensar, inflarme la pansa hasta no poder comer, escribir insignificadamente y en cantidad hasta envolverme en las vueltas del último punto. (En muchos casos, en muchas personas, existe la adiccion a tener un ruido,obviemos las drogas)
Las luces ya no me encandilan y el movimiento del mundo ya no me marea, solo me hace sentir un tanto más pequeña, y hasta un poco perdida, no más de lo que verdaderamente me encuentro, evito la mentira infame de culpar y digo que es solo por cómo me juzgo a mi misma a traves de los ojos de ellos. Ahora volví a perderme, estas palabras ya las dije, esa conformacion de palabras también me parece haberla hecho antes, agradezco que por lo menos eso reconozco.
Una de las cosas que el psicoanalisis deberia incluir -aparte del regalo de la teletranspotación que todavia no me lo dio como souvenir de estos años- es confesar cuán iguales vamos a ser luego de que creemos haber terminado terapia, (ni Marcela entiende el concepto de la tragedia? por mas evitados sean los caminos, el final termina siendo lo que en un principio ya estaba destinado a ser y listo, todo lo q haga entonces es un chiste) si es que alguna vez tenemos q terminarla, si es que alguna vez tenemos que empezarla, si es que alguna vez me doy cuenta que esto no es un sueño y es supuestamente lo que llaman a la vida, no justamente "vida", si no la puta idea de vivir pero confieso que por momentos también estoy complacida con lo que soy o puedo llegar a ser. Cuando me canso también me atrevo a ser conformista.
Hice abuso de mi control, creí poder controlarme -el control sobre mí literalmente- pero hasta hice mal uso de mi libertad y cruzando la pared aca me encuentro, la renovada libertina. Welcome back Pam! (La manzana nunca cae lejos del arbol, las mujeres nos casamos con nuestros padres, la ciclotimia es la peor pesadilla-habitue de toda adolescente)
Y rechincho como un nene que quiere su juguete de vuelta, quiero mi sana libertad o mejor dicho, quiero mi sano control sobre mi sano yo -esto obviamente no es producto de una mente sana. Quiero poder confiar en mí, la libertad es un estado de mente, la libertad es un estado de mente, y todo se trata de mí (es que me llevo un tiempo entender que todo parte de uno mismo y lo de afuera es producto y ahora estoy egoistamente empecinada).
Se fue mi última inocencia, y quisiera tomarme un tiempo de mí (todavia estoy en ese intento) - no para mí, para este duelo enmascarado - como si necesitara más tiempo de mí (risas) como si no me hubiera dado cuenta que mi ultima inocencia ya partio, esto es un engaño constante hacia mi misma, hacia esa Pamela que ven alguno y no otros, y si otros pero no algunos, o vivo engañando a todos (¿?) buena opcion, pero estaria bueno pensar entonces cómo y por qué llego a esto. Quiza solo la veo yo e intento salvarla de mi gran conspiración.
No puedo ni equilibrar mis contradicciones -y supongo que gracias a eso es que existen- mis dos partes que me conforman (esta conformacion de palabras ya la hice alguna vez y qué eufemismo), mis atracciones y mis rechazos, lo que abro y cierro (eso tambien se puede convertir en algo hiriente), pero a veces todo se reduce a esa relacion de contradiccion que lucha constantemente en mí y que con el tiempo se leva hasta conformar un Hiroshima interior.
Hasta el invierno me engaño, me gustaba porque tenia que abrigarme del frio pero esta vez terminé absuelta en él, y tan invadida de mocos que olvide cavar un hueco más profundo del que me encuentro en domingos como éstos que para variar, han vuelto de la mano de este viejo sentimiento de disociación y de insustancialidad.
Odiaba repetirme, pero lo hacia y era encantador. Otra vez a la atracción y al rechazo.
Esto es un poco más de lo mismo, de lo mismo de toda adolescente o quizá no, siempre esta la otra opción
